SANTO DOMINGO. Terminó la 62ª reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Marruecos, con resultados decepcionantes. La solicitud de los gobiernos balleneros de levantar la veda contra la caza comercial de ballenas no se rechazó, sino que se pospuso para la reunión del año entrante.
Tampoco se llegó a ningún acuerdo sobre la redefinición de la comisión, a fin de que se convierta en una institución que vele por la conservación de las ballenas del mundo. Esta posposición lo único que logra es que en los próximos 12 meses Japón, Islandia, Noruega y Groenlandia (Dinamarca) maten 1742 ballenas. Para colmo de males, las decisiones se tomaron durante los primeros dos días de la reunión, en un cónclave secreto sin la participación de los grupos conservacionistas.
Pero la noticia más preocupante es que la CBI autorizó a Groenlandia una cuota de 9 ballenas Jorobadas al año con la excusa de que este país necesita ampliar su cuota de "subsistencia". Se trata de una mentira descarada.
Una gran mentira
Groenlandia tiene apenas 56000 habitantes (mucho menos que ciertos barrios populosos de Santo Domingo), con excedentes presupuestales y una inflación mínima. Es la isla más grande del mundo con una extensión de más de dos millones de kilómetros cuadrados, aunque la mayor parte no es habitable.
El principal medio de transporte es el aéreo. La exportación de pescado y camarones y la emisión y venta de sellos postales constituyen sus principales fuentes de ingreso.
Como se puede apreciar, no se trata de tribus nómadas que morirían de inanición si dejan de comer carne de ballena. Además, sobran las evidencias de que lo que se practica en ese país es cacería comercial. En investigaciones realizadas por la Sociedad mundial para la Protección Animal (WSPA) se ha demostrado que los cazadores de ballenas de Groenlandia venden la carne de ballena a una compañía llamada "Arctic Green Food" que se ocupa de la comercialización.
Se encontró carne de ballena procesada en unos 114 supermercados e incluso encontraron 500 cajas de carne almacenadas desde el año anterior. Si se tratara de caza de "subsistencia aborigen", como se pretende, la oferta no superaría a la demanda.
Otra prueba irrecusable de que la solicitud nada tiene que ver con caza de "subsistencia aborigen", es que este país no caza ballenas jorobadas desde 1986 (más de 20 años) sin comprometer su supervivencia.
Una sangría insoportable
Lo peor de todo es que la población de ballenas jorobadas no soportaría esa sangría anual, que amenaza nuestra exitosa y sostenible actividad de observación de ballenas en la República Dominicana. Tal vez aleguen que ellos también tienen derecho sobre las ballenas; sólo que aquí las aprovechamos sin amenazar su supervivencia, mientras ellos las conducen a la extinción.
La muerte no está consagrada como derecho en ninguna constitución.
Un clamor mundial
La campaña de la semana pasada ya superó la cifra de un millón de firmas. Agradezco a las personas que se involucraron en esta lucha desesperada pero impostergable.
La doctora Idelisa Bonnelly de FUNDEMAR, ha solicitado al ministro de Medio Ambiente que se pronuncie sobre el permiso que CBI dio a Groenlandia y que constituye una amenaza real para nuestras ballenas jorobadas. Creo que nuestra Cancillería también debería involucrarse.
Los nativos de Groenlandia miden las distancias por "sueños"; es decir, por el número de noches que pasen mientras se desplazan. A partir de ahora, la unidad de medida espacial para las ballenas jorobadas cuando se acerquen a las costas de Groenlandia será la pesadilla.
La muerte no está consagrada como derecho en ninguna Constitución.