En junio, 88 países se reunirán en Marruecos –en el noroeste de África– para decidir el futuro de la cacería internacional de ballenas.
Este año, los miembros de la llamada Comisión Ballenera Internacional (CBI) –órgano creado en 1984 para evitar la extinción de estos animales– podrían cambiar de rumbo en un intento desesperado por garantizar la protección a largo plazo de estos mamíferos.
Aunque desde hace 24 años existe un acuerdo global que prohíbe su cacería, artículos de esa misma convención avalan su captura para fines científicos. Desde entonces han muerto 30.000 ballenas sin que la CBI pueda evitarlo.
Ante tal panorama, el nuevo presidente de esa organización, Christian Maqueira, tiene la idea de que legalizar la cacería podría ser la forma de salvar a la especie de la extinción. Según Maqueira, tal medida permitiría restringir las cuotas y fiscalizarlas realmente.
Vino a Costa Rica buscar el respaldo de 13 países latinoamericanos reunidos esta semana en San José. Este es un extracto de una conversación con Maqueira.
¿Cuál es el futuro de la cacería de ballenas en el mundo?
Está por decidirse. La Comisión Ballenera Internacional ha trabajado y tomado muy buenas decisiones científicas y de avistamientos. Sin embargo, últimamente ha habido una gran insatisfacción por el statu quo adquirido por los países balleneros de la CBI. Esos son tres países que, a pesar de ser miembros del grupo, se fijan ellos mismos las cuotas y cazan lo que quieren.
¿Cuáles son esos países y porqué cazan ballenas libremente?
Son Islandia, Japón y Noruega. Ellos cazan con base en disposiciones de la convención de la CBI. Nos guste o no lo que hacen es legal, aunque hay quienes lo califiquen de inmoral. Por ejemplo, el artículo 8 de la convención de la CBI permite a los países fijarse cuotas para la investigación científica, pero no establece un máximo. Entonces, ellos pueden decidirse a cazar 10 ó 1.000 ballenas siempre que cumplan con los requisitos que son hacer investigación científica e informar sobre los resultados. Incluso, la convención dice que una vez que las cacen pueden disponer de la carne como quieran. Este es el caso de Japón.
¿Y los otros casos?
En el caso de Islandia y Noruega ellos están amparados en el artículo 5 que se refiere a la objeciones y reservas. Es decir, si ellos no estaban de acuerdo cuando se tomaron las decisiones, no se les aplican.
”Queda claro entonces que bajo las disposiciones actuales de la convención ballenera se están cazando ballenas. Se ha hecho desde siempre, aun y cuando hay una moratoria contra su cacería. Datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) asegura que en los últimos 24 años se han cazado unas 30.000 ballenas. En 1990 se cazaban 300 ballenas; para el 2008 ya eran 1.900.
”El esfuerzo de la moratoria sirvió pero para crear consciencia y movilizar a la opinión pública, pero no redujo la cacería de ballenas”.
Si lo que está mal es la legislación, ¿por qué no cambiarla?
La realidad de hoy es que no se puede cambiar.
¿Por qué no?
Porque no hay la mayoría para hacerlo. Se requiere que tres cuartas partes de la CBI esté de acuerdo para aprobar una enmienda a la convención y no hay ese 75%. Si usted junta a todos los países conservacionistas, no alcanzan. Entonces, en subsidio de eso, se preparó una propuesta que subsane esa problemática. Es una propuesta que estoy compartiendo como director y consiste un cambio de paradigma de esta entidad.
¿Cuál es ese cambio?
La propuesta establece un sistema mediante el cual los países que cazan ballenas reducirían esa caza a cambio de que se les permita una cacería limitada.
¿No es contradictorio combatir la cacería legitimándola?
Eso quiere decir lo siguiente: si usted caza 1.000 ballenas se le pide que cace 500 –que se le autorizan– y que deje otras 500 en el agua. Es correcto, de cierta forma sí podría legitimarse la caza de ballenas.
¿Por qué los países balleneros lo aceptarían? ¿Qué ganan?
Porque los legitima a hacer una actividad que hasta ahora la comunidad internacional no acepta.
¿Eso es bueno? Mientras tanto, ¿que haría la Comisión Ballenera?
La Comisión pasaría a controlar la cacería de las ballenas, un control que hoy día no tiene. Pondría fiscales en los barcos y llevaría todos los análisis posibles.
¿Ha encontrado apoyo a su idea en Latinoamérica?
Hasta ahora ciertos grupos latinoamericanos me acusan que estoy restableciendo la cacería de la ballenas, pero el hecho es que la cacería de ballenas no ha parado nunca ni siquiera con la moratoria. Si alguien tiene otra idea, que me la muestre. Lo que me importa es salvar ballenas, aunque me perciban como el enemigo número uno de ellas. Mi propuesta es que pagar un precio por la conservación.
¿Y cuál es ese precio?
Por ejemplo, Japón caza al año unas 965 ballenas y la propuesta inicial, aún por negociar, es que se reduzca en dos etapas, primero a 400 ballenas y luego a 200. Aclaro que esto es lo que se va a negociar. Lo que se busca es acordar un proceso de reducción creciente del número de ballenas por los próximos 10 años; es decir, hasta el 2020. Bien calculado, con este proceso se salvarían unas 4.000 ballenas en total. Además, la fórmula está construida para que los números de cacería bajen. La propuesta autoriza la cacería de cinco ballenas de la especie aleta al año, pero a un país interesado como Japón no le conviene. Es demasiada la inversión para cinco ballenas. Eso va a bajar a cero.
¿Cree que este año la Comisión apruebe su propuesta?
Estoy convencido de que la fórmula es buena, pero hay que negociarla. Cierto, la sociedad civil y ambientalistas están reaccionado, pero porque falta depurarla. Japón está reaccionando diciendo que los números son demasiado bajos y Australia, que son demasiado altos. No obstante, nadie se ha negado a negociar sobre esta base.
¿Cómo se beneficiarían países como Costa Rica donde el avistamiento de ballenas es una actividad económica importante?
Costa Rica se va a beneficiar mucho. Esta propuesta pone la conservación en el centro de la actividad de la CBI y, en consecuencia, ofrecerá apoyo y asistencia técnica para el avistamiento. Además, al usar un esquema de reducción controlada de la cacería, al final va a haber más ballenas en el agua que interesen a los turistas.
Gracias a Marilu por la Info